martes, 3 de agosto de 2010

¡Ten cuidado con las piscinas!


Enfócate en mirar a tus hijos en el agua.

La práctica de la natación y el baño son actividades saludables y divertidas, especialmente durante los meses de calor. Es una buena forma de ocio para niños y adolescentes, pero no hay que olvidar que el agua no es el medio natural de las personas, por lo tanto, padres y educadores deben conocer los riesgos que comportan las actividades acuáticas y tomar consciencia de la necesidad de adoptar medidas para evitar accidentes.

Cada año, durante el verano, aumentan los casos de ahogamiento de niños y niñas en piscinas públicas o privadas, asíEs algo que les encanta a los críos y, con bastante frecuencia, lo hacen sin conocer la zona o la profundidad de la piscina. Proponen jugar a tirarse de cabeza sin preocuparse de estos pequeños pero fundamentales detalles. Es en estos casos donde deben estar pendientes padres y educadores para indicarles los peligros que comporta jugar en lugares desconocidos.

Antes de que se produzcan los accidentes deben explicárseles los riegos de padecer traumatismos o lesiones medulares, así como las secuelas que éstas conllevan: paraplejías, tetraplejias, etc., si no obedecen las indicaciones de los mayores. También se recomienda indicar a los pequeños la necesidad de esperar un tiempo prudencial, después de comer, para irse a bañar, especialmente si el agua está muy fría como los traumatismos por caídas accidentales e imprudencia de adolescentes. A pesar del aumento de información sobre los accidentes infantiles en piscinas y playas, éstos continúan siendo causa de mortalidad en los primeros años de vida.

Por eso, los especialistas recomiendan vigilar y estar siempre atentos a las actividades de los pequeños. Los padres y educadores no deben inducirlos a realizar conductas temerarias, pero tampoco a tenerle miedo a la acción, porque también es importante que aprendan a conocer dónde está el peligro sin sobreprotegerlos.

Según los psicólogos y sociólogos, lo más importante es que tanto los padres como los educadores –responsables de guarderías, jardines de infancia y polideportivos- tomen consciencia de que los pequeños siempre les pueden sorprender. Es decir, no partir de criterios tales como: ¡Todavía es muy pequeño, no te preocupes, no se moverá!.
Algunos trabajos señalan que la mayor incidencia, en cuanto a accidentes infantiles se refiere, se da durante los seis meses siguientes de haber aprendido a nadar. Entre otras cosas, porque los niños menores de un año se enfrían muy rápidamente cuando están dentro del agua.

Por esta razón se recomienda, cuando se trate de baño en piscinas, playas o ríos, no prolongarlo más de diez minutos y si la temperatura ambiente no es alta, mejor no bañarlos. Otro de los peligros del baño, sobre todo en niños de más de seis años y en adolescentes, es la tendencia a arrojarse al agua bruscamente.

Los conductos de desagüe de las piscinas también son un peligro. Entre 1999 y 2007 hubo 74 casos de niños atrapados bajo el agua por la succión del desagüe.

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